Enclavada en la exuberante región amazónica de Bolivia, la Ciudad del Beni emerge como un tesoro culinario con una identidad única. La fusión de las influencias indígenas y la biodiversidad de la selva amazónica da lugar a una rica variedad de platos típicos que cautivan a quienes tienen el privilegio de degustarlos.
Uno de los platillos más emblemáticos es el «Majao Beniano». Este manjar, arraigado en la tradición indígena, combina arroz, carne de monte, yuca, y especias autóctonas. Cocido en hojas de bijao, el Majao Beniano captura la esencia misma de la selva, revelando la habilidad de la cocina local para transformar ingredientes simples en una experiencia culinaria extraordinaria. Cada bocado es un viaje a través de los sabores intensos y la diversidad natural del Beni.
Otro plato que refleja la relación estrecha entre la ciudad y su entorno es el «Pacú al Horno». El Pacú, un pez de río abundante en la región, se prepara al horno con hierbas locales y especias. La carne tierna y sabrosa de este pescado se convierte en un manjar que resalta la conexión profunda entre la ciudad y la riqueza acuática de la Amazonía.
La «Yuca al Mojo» es una delicia que destaca por su simplicidad y sabor auténtico. La yuca, tubérculo fundamental en la dieta del Beni, se cocina y se sirve con mojo, una salsa condimentada elaborada con ajo, tomate, y especias locales. Esta combinación sencilla pero deliciosa revela la habilidad de la cocina beniana para resaltar los sabores naturales de los ingredientes locales.
El «Majadito de Charque» es otro plato que conquista los paladares en la Ciudad del Beni. El charque, carne de res deshidratada y curada al sol, se mezcla con arroz, huevo y especias, creando una mezcla de sabores y texturas que celebra la tradición ganadera de la región. Este platillo representa la adaptación creativa de ingredientes locales a las preferencias culinarias benianas.
La Ciudad del Beni también se distingue por sus opciones de postres, entre ellas la «Masaco», una deliciosa masa elaborada con plátanos y yuca. Este postre reconfortante resalta la abundancia de frutas tropicales en la región y demuestra cómo la cocina local utiliza los recursos naturales para crear experiencias dulces y satisfactorias.